Este paso fue un encargo de la Cofradía de la Pasión, es un ejemplo de los cambios y avatares sufridos en la Semana Santa de nuestra ciudad. Actualmente la talla de “Nuestro Padre Jesús Flagelado” es propiedad de la Cofradía de la Pasión, que tiene sede Canónica en la Iglesia del Real Monasterio de San Quirce y Santa Julita, y los sayones son propiedad del Museo Nacional de Escultura.
Los sayones fueron recogidos de la Iglesia penitencial de la Pasión en el siglo XIX, mientras la Imagen central lo fue tras el cierre por peligro de derrumbe, por su mal estado, de la Iglesia, en 1926.
Reconstruido posteriormente por Agapito y Revilla, es sin duda una clara muestra de la crueldad de los sayones. Escena repetida abundantemente en la época en la que se realizo, la escena se componía de cuatro sayones que rodeaban a Cristo.
Actualmente se observa en la calle según las instrucciones de 1661, firmaron como testigos de su policromía los escultores Francisco Díaz de Tudanca y Antonio de Ribera.
Destaca el sayón conocido popularmente como “El Chato” aquel que “tiene el vestido que parece de concha” o “sayón de las escamas”, por la ferocidad en sus gestos, que es relacionado con el taller de Gregorio Fernández. Este sayón coge con las manos la soga que rodea el cuello del Flagelado.
La mirada de Jesús se eleva al cielo, teniendo atadas las manos a una columna baja, siguiendo el modelo de Gregorio Fernández.
Otros dos sayones azotan su espalda, con los látigos y ramos de espinos sujetos con las manos. Visten trajes propios de la picaresca del siglo XVI.
Foto: Pedro Muñoz Rojo
La Hermandad alumbra este paso el Viernes Santo en la Procesión General de la Pasión desde su origen en 1930, siendo asignado a los Congregantes Kostkas.